
Reuven Feuerstein fue profesor de psicología y pedagogía en Israel y Estados Unidos, y dirigió el Centro Internacional para el Desarrollo del Potencial de Aprendizaje Infantil en Jerusalén. Sus libros y su método (método Feuerstein, de hecho) son conocidos en todo el mundo y desde hace unos años se difunden cada vez más también en Del Paese.
A lo largo de su vida, Fuerstein ha estudiado el potencial de aprendizaje de los niños, llegando a la conclusión de que la inteligencia es un conjunto de habilidades y procesos mentales “que nos permiten dar sentido al mundo que nos rodea y adquirir la información para resolver problemas… fenómeno dinámico, en fin, que se puede aprender”.
La periodista Nessia Laniado en su libro “Cómo enseñar inteligencia a tus hijos” (Ediciones Red) explica el método Feurstein a todos en un lenguaje sencillo y con muchos ejemplos. Estas son algunas de las estrategias para desarrollar la inteligencia de los niños.
1 Cuando hables con tu hijo, no asumas que te está escuchando o que te está comprendiendo
Ninguna enseñanza será válida si no estamos seguros de que el niño está escuchando y entendiendo lo que queremos decir.
Por ejemplo, si un niño se ha metido en el sofá, no basta con regañarle, hay que enseñarle que ese comportamiento está mal.
Lo primero que debe hacer es hacer contacto físico y visual con el niño (así que no hable desde otra habitación o mientras hace otra cosa), luego explíquele por qué hizo mal lo que hizo y muéstrele las consecuencias, "ahora el sofá está todo sucio, será lavado".
Y para implicarlo más directamente y captar la escucha, puedes añadir: "¿Te gustaría que te estropeara las partidas?".
Finalmente concluye positivamente: “Seguro que la próxima vez tendrás más cuidado”. Lea también: Cómo enriquecer el vocabulario de los niños
2 Entrena la mente de tu hijo para observar y analizar la realidad con comparaciones
Tomando como referencia la realidad que le rodea, es útil estimular al niño a observar y analizar lo que ve, utilizando comparaciones y ayudándole a relacionar conceptos que se aproximan entre sí.
Por ejemplo, mientras come una zanahoria, puede explicarle que las zanahorias son raíces como las papas y preguntarle en qué se diferencian (en forma, color, sabor...); pregúntale cuál de las dos verduras prefiere y por qué...
O “cerramos las ventanas porque cuando llega la tormenta se moja el piso porque entra la lluvia”.
Esto sirve para enseñarle a organizar conceptos, y darle una clave para comprender su entorno colocando los hechos de su vida en un sistema de relaciones coherentes, aprendiendo las conexiones y relaciones causa-efecto.
3 Su hijo aprende mejor sobre el mundo a través de las emociones
Un niño conoce el mundo a través de las emociones y el afecto. Para hacerle comprender una idea, para hacerlo progresar, hay que saber despertar en él sentimientos positivos.
Por eso, cuando nos comunicamos con un niño es importante matizar nuestro discurso con adjetivos que expresen emociones.
Y que participe en eventos que generen emociones en él y desarrollen su creatividad (un concierto, una exposición, pero también simplemente un paseo por el bosque)
Por ejemplo, cuando se le pregunta qué es una paloma, se le explica que es un pájaro, luego se puede agregar que una vez las palomas llevaban el correo y contar que de niño la madre había salvado un pájaro (relato emotivo). Lee también: jugar con materiales sencillos estimula la imaginación
4 Debes hacerle sentir que tienes estima y confianza en él aceptándolo tal como es
Un niño necesita sentirse valorado. La confianza que mostramos hacia los niños afecta su forma de ser. Nuestros hijos necesitan tener confianza en sus capacidades, necesitamos ayudarlos a hacer cosas que son capaces de hacer, ofreciéndoles desafíos que pueden superar, con un poco de esfuerzo.
Para hacer esto, debe crear las condiciones para el éxito: déjelos experimentar comenzando con pequeños pasos (de lo contrario, corremos el riesgo de que se desanimen de inmediato).
Por ejemplo: si un niño quiere colorear un dibujo pero aún no puede, puede sugerirle: "Empiece cerca de las líneas y tómelo con calma" y asegúrele que es normal encontrar dificultades la primera vez y nunca ceder ante las ganas de decirle "¡Ven aquí, yo lo haré!". Lee también: autoestima en 7 reglas
5 Hacer que se sienta comprendido cuando se equivoca y darle elogios razonados cuando lo hace bien
El padre debe escuchar al niño. Comprender sus razones y afrontar los errores, sugiriendo cómo hacerlo, en lugar de corregir. Y nunca corrija un trabajo creativo como un dibujo.
Por ejemplo, si un niño llora porque no quiere ir a la escuela en lugar de animarlo con frases triviales, es mejor demostrarle que lo comprendes: "Veo que estás enojado, sé que no quieres". ir al colegio ...".
Ser comprendido lo tranquiliza. Y ante una mala nota, entender con él dónde y por qué se equivocó, qué quiso decir y no supo explicar. Los errores son una oportunidad para aprender y no hay que mortificarse.
Y cuando tiene razón es muy importante elogiar de forma motivada, solo así tendrá la percepción del progreso realizado: “Sacaste una buena nota, te fue bien porque revisaste bien las respuestas antes de entregar, vi que mejoraste!".
6 Acostúmbrate a hacer planes y desde pequeño te pones límites y reglas
Educar a los niños para hacer planes sirve para contener su tendencia a operar al azar y les ayuda a comprender el camino para lograr una meta.
Por ejemplo: “Ahora vamos al supermercado, vamos a casa, ordenamos la compra, luego te leo un libro…”.
Y a la hora de hacer un programa, recuerda que la gratificación siempre viene después del deber: “Primero los deberes y luego juegas”.
También es importante establecer reglas porque ayudan al niño a tener seguridad. Los límites dados desde una edad temprana son formativos y permiten que los niños se fijen límites y los respeten.
7 Estimula su inteligencia emocional. Es decir, la capacidad de identificarse con los demás.
Para ello es importante acostumbrarlo a estar con los demás. Una buena regla general es encontrar un momento para que la familia se reúna todos los días y hablen sobre el día.
Otros momentos importantes de participación son las visitas a familiares, fiestas e incluso un funeral.
Fundamental para desarrollar la inteligencia interpersonal es educar a los niños con buenos modales: saludar, agradecer, dejar hablar, aprender a escuchar…
8 Desarrollar su sentido de la responsabilidad encomendándole tareas y haciéndole tomar decisiones
Para desarrollar la individualidad y el sentido de la responsabilidad de un niño, es necesario tanto darle la oportunidad de realizar tareas familiares desde una edad temprana (por ejemplo: cuidar al gato, tender la ropa), como acostumbrarlo a hacer decisiones y responsabilizarse por ellas.
Por ejemplo: el domingo por la mañana se puede hacer que el niño decida si hacer los deberes inmediatamente o aplazarlos para la tarde y explicarle que si elige la tarde no podrá ir a merendar con él. sus primos.
9 Estimula su curiosidad innata y el deseo de experimentar con novedades
Los temores de los padres pueden bloquear la curiosidad del niño. Los pequeños, demasiado bombardeados con advertencias, se desalientan a tomar iniciativas. Por ejemplo: No te subas por ese tobogán, está muy alto…”.
En cambio, debemos alentarlos a experimentar, dándoles todas las herramientas posibles para que no se lastimen. Y si algo es difícil presentarlo como un desafío.
Así que si un niño quiere subirse al columpio de los adultos, en lugar de desanimarlo diciéndole que es demasiado pequeño, puedes decirle que es una hazaña para adultos pero si quiere que lo intente. Así, en caso de derrota, no se sentirá incapaz. Te puede interesar: Música, un juego de niños
10. Nunca lo encasille en un papel. Los niños siempre tienen tiempo para cambiar
A menudo los padres (pero también los profesores) dicen frases que comunican desconfianza y encasillan al niño en un papel del que luego será difícil liberarse. Ej: "¡Eres el chapucero habitual!". O: "¡Eres muy torpe!" Y así sucesivamente: eres lento, nunca prestas atención, no entiendes matemáticas, etc.
Si realmente hay problemas, se deben tomar medidas para cambiar el cambio del niño. Insista en nuevos hábitos y señale pequeñas mejoras día a día. Al ver las pequeñas mejoras, los niños se convencerán de que pueden hacerlo y luego ellos mismos querrán experimentar con nuevas habilidades.
Ej: "¿Recuerdas cuando no podías atarte los zapatos?" “El año pasado tenías miedo de dormir fuera de casa. Pero ahora te gusta tanto…” Lea también: Mi hijo es un genio. De hecho, es dotado
11 Comuniquemos ilusión y veamos siempre el vaso 'medio lleno'
El éxito debe predecirse. Por ejemplo: antes de un examen no le digas: "Quién sabe cómo irá" sino "Estoy seguro de que sabrás hacer bien la tarea". Y sustituye el premio por el castigo. Así apuestas por lo que funciona.
Por último, recuerda ver siempre el vaso 'medio lleno'. A menudo, basta con presentar el aspecto positivo de una solicitud para que el niño se motive a implementarla. En lugar de decirle: “Ve y lávate la cara que está toda sucia”, es mejor decirle: “Con esa cara tan linda, lávatela para que veas mejor”.
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Actualizado el 20.09.2022
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