
“Nadie nace emocionalmente competente: lleva tiempo llegar a serlo. Los padres y maestros tienen esta importante tarea: educar a los niños sobre las emociones», subraya Pamela Fragale, experta pedagoga en primera infancia del estudio Parent Consultancy.
Por qué es importante enseñar a los niños a gestionar las emociones
El niño experimenta emociones que no puede expresar ni manejar. Ni siquiera puede darles un nombre. Por lo tanto, es esencial proceder con unaalfabetización emocional". Es un proceso que puede darse paso a paso y que debe comenzar de inmediato, desde los primeros días de vida.
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El primer paso es devolver al niño los sentimientos que tiene describiéndolas a él. “Se puede hacer enseguida: no es cierto que los infantes solo tengan necesidades físicas; también tienen algunos emocionales, pero no saben cómo comunicarse excepto con lágrimas. Es fundamental explicarles lo que están sintiendo para dar un contenedor y una forma a sus emociones. Por ejemplo, si lloran porque no ven a su madre, se les puede decir: “Amor, estás llorando. Estás triste, porque extrañas a tu madre”».
El segundo paso, cuando crezcan, es hacerlos hábiles en el manejo de las emociones a través de juegos, herramientas o rituales como el cántaro de la calma o la cesta de la ira.
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Cómo enseñar a manejar la ira
“Una de las emociones que los pequeños experimentan muy a menudo es la ira, porque su vida está llena de frustraciones, muchas veces por ejemplo no pueden (o tienen prohibido) hacer las cosas que les gustaría”.
es entonces un sentimiento que asusta los más pequeños, «porque asusta a los adultos. En lugar de, la ira puede ser saludable: nos hace comprender que algo nos incomoda y nos permite activar conductas para evitar esa condición o aprender a sobrellevarla”.
Sin embargo, si la ira no es consciente y bien canalizada, puede hacer daño: “Como un monstruo rojo que sale de su boca o vientre y destruye todo lo que encuentra”.
Para enseñar a gestionar este importante sentimiento, hay dos pasos básicos:
- reconocer la ira mostrándoselo al niño y haciéndole entender que hemos entendido su estado.
- Sácalo de su ira conteniéndola. “Una buena manera es construir un recipiente, como una canasta, donde los niños puedan expresar su frustración y enojo”.
Cómo funciona la canasta de la ira
«Es importante que el recipiente, que se puede utilizar en cuanto los niños tengan sobre 2 años, está hecho por el adulto junto con el niño, quizás con materiales reciclados. Que el niño sienta suyo este objeto, dejándolo libre de personalizarEl experto continúa.
Luego, que elija cómo expresar sus emociones: “el pequeño puede, por ejemplo, gritarle, o arrancar sábanas para ponerlas allí, o incluso arrojarles objetos”.
Una vez que metes la ira dentro de la canasta, la cierras y la vuelves a poner en su lugar. Después de un tiempo, se vuelve a abrir y el niño lo observa. Finalmente, juntos, la ira se va volando, disipándola.
"Entonces se materializa un proceso interno, haciéndola real y visible, y por tanto más comprensible, para el niño que al mismo tiempo se asegura de que su ira ha sido controlada y no lo ha destruido todo. El fin último de este ritual es internalizar el mecanismo y volverse competente en el manejo de esta emoción percibida como negativa».
Actualizado el 28.04.2022
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