La importancia del rol paterno en el crecimiento educativo de los hijos


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Siempre se ha creído que la primacía de un padre atento a las necesidades del niño estaba ligada a la exclusividad materna. Desde el principio de los tiempos el padre se encargaba de las tareas externas a la casa ya la madre, en cambio eran las labores del hogar y el cuidado de los hijos. Era temido y además tenía una superioridad jerárquica sobre su esposa y con esta convicción crecieron los hijos: los varones tendrían que pensar en estudiar, buscar un buen trabajo y mantener a la familia, mientras que a la mujer le bastaba una educación básica, trabajos simples que no tomaban mucho tiempo para hacerse cargo de las tareas del hogar.





Padres: figuras fundamentales

Sin embargo, afortunadamente los tiempos han cambiado y la pedagogía y la psicología han dedicado importantes estudios e investigaciones a la figura paterna sobre cuánto la presencia no solo física, sino también educativa es fundamental para el correcto desarrollo de los niños. De hecho, son muchos los padres que cuidan a sus hijos desde que nacen, pero no solo. Muchos también se preocupan por el embarazo de su pareja y participan activamente en diversos exámenes médicos. No se puede negar que ya no estamos ante un hombre dedicado al trabajo y a llevar el salario a casa, sino que se inserta de lleno en su rol de padre.



opciones educativas? dos a elegir

Las opciones educativas, es justo decirlo, deben ser compartidas por la pareja, es importante que el niño tenga dos padres que piensen igual para no crear malentendidos y confusiones. Establecer reglas de inmediato ayuda a la pareja mantener ese equilibrio y que los niños tengan una base sólida sobre la cual referirse.



El papel del padre a medida que el niño crece

Obviamente, la presencia del padre cambia a medida que el niño crece. Si es normal, y a la vez natural, cierta díada madre-hijo en los primeros meses de vida en los que madre e hijo están en perfecta simbiosis y el padre poco puede hacer, al crecer vas perfilando el la personalidad del niño y el acercamiento con otras figuras educativas es sumamente fundamental. Aquí es donde entra en juego la figura paterna.

  • Hora de la comida

Diversos estudios ahora afirman que la presencia o ausencia del padre ya en el momento de amamantar puede crear serenidad o ansiedad y tensión en la mujer que a su vez se vuelca en el niño.

Por eso es importante no subestimar el clima que se vive dentro de la familia para la tranquilidad de los niños, todo pasa de padres a hijos, sobre todo los estados de ánimo y las emociones.

  • idioma

Con el desarrollo del lenguaje comienza el verdadero intercambio entre padre e hijo, si antes la comunicación se basaba en sonrisas y miradas, ahora se pueden intercambiar breves y sencillas opiniones. Lo que crea un vínculo fundamental en la relación con el adulto es el juego.

  • Juego

A través del juego los niños expresan mejor su personalidad y forma de ser, se crean intercambios educativos y la imaginación es una válida aliada. A menudo, los adultos están demasiado ocupados con sus compromisos y, especialmente por la noche, dedican poco tiempo al niño que espera el regreso a casa de los padres para poder jugar juntos. Sería un buen hábito, a pesar del cansancio del día que acaba de pasar, interactuar con los niños, aunque sea por poco tiempo, pero hacerles sentir nuestra presencia y compartir un momento tan importante con ellos fomenta ese vínculo de apego tan querido por Bowlby (John Bowlby fue un psicoanalista británico y es considerado el padre de la teoría del apego).

El instinto paternal


También conviene hacer una breve reflexión sobre el instinto paterno. Si la materna resulta ser una característica innata de la mujer, se piensa diferente para la paterna. Algunos estudiosos son de la opinión de que la la paternidad se forma con el nacimiento del hijo, por lo tanto un hombre no tendría el instinto de paternidad, pero se va creando día a día al establecer un vínculo con el niño. Si es así, a fortiori el padre debería vivir su papel de inmediato poder acompañar al niño en su crecimiento moral y social. Ya que la enseñanza que se le puede dar a un niño siempre ha sido el ejemplo, se puede comparar a los niños con esponjas y espejos, en el primer caso absorben todo lo que gira alrededor en positivo y negativo y a su vez reflejan fuera de lo que son los padres.
  • Edad escolar

En la edad escolar, las figuras educativas tienen la delicada tarea de sentar las bases para una correcta convivencia civil consigo mismos y con los demás. Los niños se relacionan con sus compañeros, nacen las primeras amistades y las primeras discusiones. Lo que aprenden en casa a nivel relacional lo transmiten al mundo exterior. Si la familia vive en un ambiente sereno y cordial donde todos los miembros trabajan juntos y se respetan automáticamente, el niño saca del hogar esa serenidad, si por el contrario los padres suelen discutir, si se utiliza un lenguaje inapropiado. utilizados y el respeto por el prójimo es fácil pensar qué tipo de emociones traería el niño en la convivencia con sus compañeros. En esta etapa, el papel educativo del padre es sumamente importante.

  • Preadolescencia y adolescencia

A medida que los niños crecen y entran primero en la preadolescencia y luego en la adolescencia, si se han establecido bases educativas sólidas, los niños no tendrán dificultad en relacionarse con los demás, mostrando respeto y colaboración. En una sociedad donde reina la arrogancia y pedirlo todo de inmediato contrasta con esa sana educación que en cambio se debe dar, el papel del padre no debe ser el de espectador sino el de protagonista junto a la madre para impartir las enseñanzas adecuadas. En esta delicada fase del crecimiento de los niños, ser un "amigo" ciertamente no ayuda.

De hecho, un mezcla de roles en un período en el que se experimentan emociones conflictivas entre el cuerpo cambiante y la mente todavía un niño pequeño, entre el deseo de independencia y el apego a la familia. El padre, por su parte, tiene la tarea de acompañar al niño en su crecimiento impartiéndole las reglas adecuadas, dejando claro que aún en la distancia el padre y la madre estarán junto a él, pero que los niños deben emprender la huida.

Para saber más: cómo ser un buen papá

Sobre el Autor


Chiara Mancarella es Pedagoga Clínica inscrita en ANPEC (Asociación Nacional de Pedagogos Clínicos) y maestra de escuela primaria. Experta en DSA y gestión de conflictos escolares y formativos, ha realizado varios cursos sobre bullying y ciberbullying. Próximamente se publicará su libro “Queridos padres, ¡despertad! Apuntes de un pedagogo clínico” sobre educación, relación de pareja, vida familiar tranquila, escuela.

Fuentes y bibliografía: Bowlby, J. (1989). Una base sicura. Applicazioni cliniche della teoria dell'attaccamento, Raffaello; Khaleque, A. & Rohner, RP (2022). Relaciones transnacionales entre la aceptación parental percibida y las disposiciones de personalidad de niños y adultos: una revisión metaanalítica Personality and Social Psychology Review 16(2) 103– 115

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