
Hay muchos niños que viven con un trastorno de la visión.
De hecho, se estima que uno de cada cuatro, después de los seis años, tiene un problema visual que puede interferir con la atención, la lectura, el aprendizaje y el deporte. Pero, ¿cuáles son los más comunes de estos defectos? el profesor responde Luciano Cuarenta, oftalmólogo y jefe del Centro de Glaucoma de los Spedali Civili de Brescia.
1. Estrabismo
Es fácilmente identificable porque los ojos están desalineados y el bebé ya no informa de ver doble. “Además -añade el especialista- suele provocar dolores de cabeza en la edad pediátrica, debido al esfuerzo que hacen los ojos del niño en un intento de acomodar la visión”.
2. Ambliopía
es la disminucion deagudeza visual unilateral: conviene intervenir cuanto antes porque de lo contrario el defecto tiende a estabilizarse.
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3. Hipermetropía
Es causado por un globo ocular "corto", por lo que el ojo recibe la luz y forma la imagen no en la retina sino detrás de ella. “Implica un esfuerzo para ver bien y requiere el uso de lentes”.
4. Miopía
En este caso sucede lo contrario que en la hipermetropía: está provocada por un ojo "largo", que recibe la luz y forma la imagen delante de la retina. Una vez más, la corrección implica el uso de anteojos.
5. Astigmatismo
Es un defecto refractivo, que provoca una distorsión de la imagen provocada por una anomalía en el poder dióptrico de la córnea.
Cómo notar que el niño tiene un defecto de visión.
“La observación de los padres es invaluable”, recomienda Quaranta. Simplemente es cuestión de comprobar si los ojos están alineados o si tienen aunque sea un poco entrecerrar los ojos, notando si el niño estrabismo con frecuencia o tiene sacudidas irregulares de los ojos, informa dolor de cabeza o molestias a la luz, rasgar o picar, o inclinar la cabeza o acercar los ojos al papel mientras hace su tarea o dibuja. “Todas estas son, de hecho, señales importantes que deben conducir a una examen de ojos. Entre otras cosas, hay que corregir puntualmente algunos problemas para evitar que se estabilicen”.
incluso el papel del pediatra sin embargo, es esencial identificar cualquier defecto que pueda no ser particularmente evidente para los padres. En este sentido, es recomendable seguir los controles programados a los 6 y 12 meses y luego a los 3 y 6 años, con controles periódicos cada dos años”.
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