Niños demasiado posesivos y "pegajosos": qué hacer

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Philippe Gloaguen
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Creación Las relaciones exclusivas son parte del proceso normal de crecimiento y desarrollo de la personalidad, especialmente entre las niñas. Es un comportamiento que se podría decir que es fisiológico y que nuestros hijos aprenderán a cambiar poco a poco. Aquí tienes todos los consejos de la pedagoga Elena Urso.



Una forma de tranquilizarte y reconocerte


Desde que ingresan a la comunidad escolar, los niños, pero especialmente las niñas, son llevados espontáneamente a formar parejas. “Es un fenómeno normal en el proceso de crecimiento”, explica la pedagoga Elena Urso. “En el momento en que va formando su propia identidad, el niño es llevado espontáneamente a asociarse con quienes le envían una imagen familiar y tranquilizadora, porque le ayuda a conocerse y entenderse mejor en una edad en la que no es sin embargo, bien conocido quién es. ¡Sin considerar que es tan reconfortante sentirse especial por alguien!”.



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En dos es más fácil que en grupo


En esta fase de crecimiento, tratar con un grupo extenso sería más difícil porque requeriría una competencia relacional madura, que incluye toda una combinación de habilidades que la mayoría de los niños aún no poseen, desde la capacidad de mediar hasta la voluntad de suavizar aspectos más angulares que el propio carácter o para hacer malabarismos con las fortalezas y debilidades de los demás. Es mucho más fácil aceptar estos compromisos en grupos únicos, por ejemplo cuando hay muchos en una fiesta de cumpleaños, un trabajo escolar o un viaje, pero en la vida cotidiana el niño prefiere la seguridad de una relación uno a uno.



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Un fenómeno femenino


La relación entre dos es típica de las hembras. “En comparación con los hombres, las niñas desarrollan una habilidad lingüística muy precoz, lo que las hace particularmente propensas a intercambiar 'charlas' y opiniones, un intercambio que se vuelve más fácil e inmediato en una relación de dos personas. Los varones, en cambio, tienden a relacionarse mucho más a través del juego y es precisamente en el juego grupal donde tienen la posibilidad de expresar esta inclinación”, comenta la pedagoga.



Preservar la "integridad de pareja"


Luego hay otro aspecto que alimenta la tendencia a la exclusividad en una relación de amistad: el miedo a que, al asociarse con otras personas, el mejor amigo se aleje y, en cierto sentido, se contamine, perdiendo aquellas características que lo hacen así. especial. Casi un deseo de preservar la pureza de esa relación, en fin. Son miedos inconscientes, pero completamente normales en una personalidad en formación.

Lea también: Crianza de los hijos: los 10 errores más comunes que cometen los padres en la actualidad No es señal de inseguridad.
Buscar relaciones exclusivas no es señal de inseguridad o baja autoestima por parte del niño. “En la base hay principalmente una inclinación de carácter: hay niños que juegan con todos y no tienen problemas para hacer nuevas amistades y niños más reservados y selectivos, que prefieren siempre a las mismas personas y les cuesta más hacer amigos”, observa el Urso. . “Más que inseguro, podemos decir que el niño que prefiere una relación con dos es 'inmaduro', en el sentido de que, al no haber aprendido aún a relacionarse bien con el mundo exterior, le resulta tranquilizador tener una sola persona al lado. aquel con quien construye una relación familiar similar a la que tiene con sus padres”.

A medida que crece, el grupo se hace más grande.


“Con la edad, las relaciones de dos personas generalmente se expanden gradualmente, para llegar a la escuela secundaria y, por lo tanto, en la edad preadolescente, a la formación de pequeños grupos de 3-4 amigas, que las niñas usan como ferry para separarse de la familia. y construir una forma inicial de autonomía. Incluso así serán grupos pequeños, pero no pasa nada”, comenta el experto.

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Consejos para padres


1 - Invitar pero no obligar al niño a buscar otras amistades
Precisamente porque es una actitud normal durante el crecimiento, no hay necesidad de obligar al niño a ampliar sus amistades. Es justo proponer de vez en cuando ampliar sus fronteras, siempre y cuando siga siendo un consejo y no una imposición. Y si no acepta la sugerencia de inmediato, ¡tenga paciencia!

2 - Fomentar el deporte en grupo
Los deportes en grupo son un buen puente para las relaciones, porque siempre trabajamos juntos y tenemos que enfrentarnos constantemente como equipo. Pero también porque, además de la formación, se brindan diversos momentos de agregación, desde fiestas de empresa hasta cenas de Navidad o comidas de fin de curso, que son excelentes oportunidades para ampliar conocimientos.

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3 - Invita a tus amigos a tu casa
Organizamos unas tardes en casa con amigos que no siempre son los del círculo habitual. O le proponemos a nuestra hija invitar a su mejor amiga junto con otras chicas, para que experimente que hay otras personas y otras formas de estar juntas y divertirse.


4 - Predicar con el ejemplo
Es normal que las madres también tengamos nuestras preferencias y nuestros amigos más cercanos y es normal que las hijas, viendo nuestro ejemplo, reciban el mensaje de que la relación de amistad preferencial es la de dos. Sin alterar nuestros hábitos, también tratamos de ampliar un poco nuestro círculo de amistades y abrirnos a nuevos conocidos.

5 - Deja que experimente cualquier desilusión
También puede ocurrir que el amigo 'del corazón' en algún momento se sienta asfixiado por una relación tan estrecha y que el idilio se rompa. “Es un riesgo que hay que tener en cuenta y que los padres no podemos prevenir ni evitar” responde Elena Urso: “Y ni siquiera sería justo, porque a los niños hay que dejarles, dentro de los límites adecuados, la posibilidad de experimentar la error y aprender de sus errores, sin contar constantemente con la protección o mediación de mamá y papá. Es cierto que para un padre no es agradable ver sufrir a su hijo, pero hasta que no toca las consecuencias de sus actos, difícilmente puede cambiar su comportamiento basándose únicamente en una recomendación 'desde arriba'. Tenemos la tarea de apoyarlo para que soporte su pequeño sufrimiento, dándole nuestro consuelo. Y tal vez incluso algún consejo. Si alguna vez los aceptará".

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